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Tener la piel blanca como la luna en África no es fácil. Considerados fantasmas, espíritus de los ancestros que viven en el reino de los muertos y que, por o
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Tener la piel blanca como la luna en África no es fácil. Considerados fantasmas, espíritus de los ancestros que viven en el reino de los muertos y que, por obra de hechicería, permanecen entre los vivos, o hijos de la luna o de las estrellas, los albinos sufren todo tipo de exclusión. En algunos países los ocultan o hacen desaparecer al recién nacido albino. En otros países son secuestrados, mutilados (pues se cree que algunas partes de su cuerpo son amuletos que dan buena suerte) y sus restos vendidos a los traficantes de órganos. Nada queda de ellos tras su muerte. Todo se vende con total impunidad porque no son considerados seres humanos.
Por estas razones, sentimos la necesidad de sentarnos a escucharles y darles voz. Escuchamos e imaginamos con ellos los personajes de sus cuentos, los mismos cuentos que los que escucha cualquier niño o niña de Mozambique.
29 cuentos, contados por albinos y por la gente que los rodea, e ilustrados por los niños y niñas de Mozambique componen este libro que tiene por objeto darles voz, hacerlos visibles y, sobre todo, mostrar que no son hijos de las estrellas ni de la luna, que no son espíritus sino personas, porque lo que nos caracteriza como seres humanos es el humor y la capacidad de fabular, eso que llamamos literatura.