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Cada niño tiene su propio ritmo para madurar y superar las diferentes fases de crecimiento. Sin embargo, en nuestra sociedad este proceso natural se ve limitad
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Cada niño tiene su propio ritmo para madurar y superar las diferentes fases de crecimiento. Sin embargo, en nuestra sociedad este proceso natural se ve limitado por la estructura rígida de la escolarización. El resultado son algunas de las disfunciones y problemas que hoy alertan sobre el fracaso de este modelo, y que van más allá de los malos resultados en conocimientos o la supuesta incapacidad de nuestros hijos para concentrarse o para mantener la atención. Yolanda González se dirige a los padres y profesores para proponer un modelo de educación respetuoso con los niños, que tenga en cuenta los complejos procesos emocionales de los pequeños y que facilite el proceso de adaptación-integración, en línea con la teoría del apego y del modelo de prevención reichiano. El objetivo es una educación integral y no compartimentada, que ponga fin a la escisión entre familia y escuela y que transforme la delegación paterna y materna en una colaboración real con los educadores. De esta manera los niños podrán desarrollar su deseo natural de aprender, explorar y vivir en un ambiente de seguridad y confianza.