Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
En lo más azul del mar, viven las sirenas. Y en lo más verde del bosque, viven las huldras. La sirena más pequeña con los sueños más grandes se llamaba An
info
En lo más azul del mar, viven las sirenas. Y en lo más verde del bosque, viven las huldras. La sirena más pequeña con los sueños más grandes se llamaba Ane Mona. La huldra con el espíritu más aventurero se llamaba Hulda. Ane Mona se moría de ganas de ver los misteriosos mundos que se encontraban más allá de los confines del mar. Mientras que Hulda, todas las tardes, trepaba a lo alto de un árbol para tratar de atisbar las enigmáticas profundidades azuladas que rodean las lindes del bosque.Una vez al año, cuando la luna se encuentra en su máximo esplendor, el océano se viste de fiesta: las sirenas cantan con los marineros. Y se enamoran. Esa misma noche, también en el bosque las huldras bailan con los leñadores. Pero a Ane Mona y a Hulda les falta algo Tal vez si pudieran escaparse a vivir sus propias aventuras descubrirían que el amor no es igual para todos y se encuentra donde menos te lo esperas.