Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
«¡Cómetelo todo!» tiene que escuchar por enésima vez ante el plato de lentejas plantado delante de él en la mesa. De nada sirven sus negativas: «¡No me
info
«¡Cómetelo todo!» tiene que escuchar por enésima vez ante el plato de lentejas plantado delante de él en la mesa. De nada sirven sus negativas: «¡No me gusta! ¡No tengo hambre! ¡No puedo más!». Pero esta vez decide hacerles caso y, literalmente, comérselo TODO.A los peques les gusta tomar al pie de la letra a los mayores para llevarles la contraria o dejarlos en evidencia. Dejar volar la imaginación ante la inequívoca orden del «¡Cómetelo todo!» es una manera de abordar con humor e ironía esta fuente de eternos y repetidos conflictos.Un cuento sobre la eterna batalla de la comida, y la necesidad de medir mejor nuetraspalabras y, sobre todo, nuestras órdenes.Las coloridas ilustraciones nos acompañan por un viaje imaginario donde el personaje se va comiendo todo lo que pilla a su paso, desde los cubiertos y la nevera, a las casas y los planetas. Los marcas de los mordiscos de cada escena permiten un juego de búsqueda y descubrimiento de los lugares visitados por nuestro niño hambriento.